Descripción
La iguana de Mona es el más grande de los lagartos de Puerto Rico. Este reptil terrestre de
apariencia prehistórica mide de tres a cuatro pies de largo y es de cuerpo pesado, cabeza grande y rabo fuerte. Tiene una
cresta dorsal desde la cabeza hasta el rabo, promontorios en la cabeza y una protuberancia en forma de cuerno pequeño en la
punta del hocico. Su color es verde oliva o verde grisáceo y los juveniles pueden tener líneas transversales marrón o azulosas.
Muchas veces los machos se distinguen por su gran tamaño y por tener una serie de protuberancias grandes en la cara.
Información
biológica
La iguana de Mona es principalmente herbívora aunque puede comer materia animal. Se alimenta
de frutas, hojas y flores. La iguana se refugia en cuevas y hendiduras de la roca por la noche y durante las horas más frías
del día. La temporada de reproducción comienza en junio y termina en noviembre. Las hembras pueden aparearse con más de un
macho y un mes después del apareamiento construye su nido excavando un túnel can las patas y la cabeza. El nido es defendido
durante tres o cuatro días para que otras hembras no usen ese lugar para anidar o los depredadores se coman los huevos. Los
huevos son de cascarón blando y tardan tres meses en incubarse. Las iguanas juveniles miden de 10 a 12 pulgadas y pesan cerca
de 2.5 onzas.
Hábitat
Esta es una especie única de la Isla Mona.
Amenazas
La causa principal para la reducción en la población de la iguana es la introducción por el
hombre de cabros, cerdos y gatos a la Mona. Estos mamíferos causan un grave deterioro a la vegetación nativa y consumen plantas
de las que se alimentan las iguanas. También, las pisadas de los cabros puede hacer colapsar los nidos de iguana y así destruir
los huevos. Además, los cerdos desentierran los huevos de iguana para comérselos. El gato doméstico puede matar las iguanas
de menos de un año de edad. La caza furtiva de iguanas es otra de las amenazas de esta especie.
Medidas de conservación
El Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre incluyó a la iguana de Mona en la lista federal
de especies en peligro de extinción en 1978 y designó la Isla de Mona como hábitat crítico para esta especie. Se han cercado
las áreas de anidaje de la iguana para así minimizar el impacto de los depredadores sobre los nidos. Los huecos de estas cercas
de metal son suficientemente grandes para permitir el libre movimiento de las iguanas de un lado a otro de la cerca, pero
excluye el paso de los cerdos y cabros. Los visitantes deben mantenerse en los caminos y veredas para no destruir los nidos
de este reptil, ya que no se pueden distinguir fácilmente. Tampoco se debe molestar, perseguir, acosar ni dar comida a las
iguanas.